Hoy se cumplen ocho años de la muerte de uno de mis directores favoritos: Ingmar Bergman. Mi admiración por Bergman me llevó a presentar el año pasado para mi asignatura de Historia del cine moderno un trabajo sobre el reflejo del interior de Bergman en su película Sonata de otoño que, a día de hoy, también se ha convertido en una de mis obras predilectas y probablemente mi interpretación preferida de Ingrid Bergman (a la que amo y admiro muchísimo). Es por esto que para conmemorar un día como hoy, me gustaría hablar brevemente (dado que el tema da para un trabajo entero o incluso un libro) de la vertiente teatral de Sonata de otoño, película que, de hecho, ha sido adaptada para la escena teatral en numerosas ocasiones.